Fuensanta, además de ser el lugar donde nace nuestra razón de ser, es un plan perfecto para el fin de semana. La naturaleza es fuente de pureza y también de diversión: en sus montes se puede vivir una experiencia igual que nuestra agua: única.
Cerca del manantial hay una ruta: Foces del río Pendón de aproximadamente diez kilómetros. El sendero es circular: empieza y termina en Fuensanta y pasa por Collau de la Canal y Mayao Pastor. Son muchos los que estacionan el coche en las intermediaciones del balneario y comienzan aquí la ruta. Cuando termina el invierno suelen llegar los primeros excursionistas que para nosotros es una pista de que la primavera se acerca.
La mayoría hace la ruta a pie pero algunos valientes que se animan a llevar la bici, ir sobre ruedas es también una opción pero es importante saber que parte de la subida al Mayao Pastor no puede hacerse pedaleando, estamos hablando de aproximadamente un kilómetro.
Decida lo que se decida es importante ir con calzado y ropa adecuada, llevar agua mineral natural de Fuensanta para hidratarse, algún tipo de alimento energético y estudiar bien el recorrido aunque está correctamente señalizado. Mirar las previsiones meteorológicas es otra de las rutinas previas necesarias para que la excursión sea un éxito porque un buen plan con mal tiempo ya no es tan buen plan y un buen plan con buen tiempo es extraordinario.
Ahora que ya sabemos cómo, vamos a responder a con quién: esta excursión solo es recomendable hacerla con niños si están acostumbrados a caminar un poco. No hace falta que sean expertos pero sí que hayan tenido experiencias previas satisfactorias y completadas con éxito. La ruta es mayoritariamente sencilla pero tiene algunos tramos de dificultad intermedia. Muchos de nosotros la hemos completado sin problema y no somos ningunos expertos.
Solo os decimos que merece la pena venir porque sabemos que volveréis después de ver lo que os vais a encontrar: caminar y observar las montañas, los árboles pintados de mil colores, el sonido de los pájaros que viven aquí, los desfiladeros, el agua cristalina…todo esto y mucho más que al final se resume en una palabra: Asturias.
No somos el paraíso por casualidad y excursiones como esta hacen que nos demos cuenta de la suerte que tenemos los que somos de aquí y que los que vengan de fuera no quieran marchar.
Somos el agua del paraíso porque nuestro manantial nace en él.