Podemos estar en muchos sitios, pero solo somos de uno y nosotros tenemos la suerte de haber nacido en el mejor. No es casualidad que al entrar en nuestra región se puedan leer carteles dando la bienvenida al Paraíso.
No es una simple forma de referirnos a nuestra comunidad, también es la verdad. Asturias es una maravilla porque lo tiene todo: mar y montaña, sol y lluvia, ciudades y pueblos, historia y futuro. Asturias se tiene a si misma y no necesita más: el color de sus bosques, su colección de montañas, su mar Cantábrico, sus especies…todo forma parte de una de las mejores puestas en escena que se han hecho nunca.
El clima es otra de las cosas que nos distingue del resto de la península: la lluvia es una de las mejores jardineras que podía encontrar la naturaleza y la nieve, el mejor grifo para nuestros ríos y la montaña, la mejor farmacia de minerales. El agua es el secreto de toda esta magia.
En Fuensanta somos tan conscientes de lo bueno que tenemos a nuestro alcance que intentamos ponerlo en manos de quien no tiene esa suerte para que se sienta afortunado. Además, esta realidad es una invitación a cuidar y proteger lo que nos rodea para que todo esto siga siendo siempre así. Hemos recibido una herencia que nosotros queremos legar a las futuras generaciones, tenemos bajo nuestros pies algo que es lo más parecido que hay en la tierra a estar en el cielo.
Nuestra agua está hecha con la paciencia que requiere un proceso de cientos de años, en un entorno como la Sierra de Peñamayor y es fruto de unas circunstancias irrepetibles.
Un resultado así solo sale de la suma de un entorno natural, una falla que termina en el mar Cantábrico, unas montañas abruptas, un suelo rico en minerales y oligoelementos, un clima húmedo, una historia con muchos capítulos y una gran pasión por la vida en todas sus formas.
Al explicar quiénes somos y de dónde venimos lo tenemos muy claro, no puede decirse más con menos: SOMOS EL AGUA DEL PARAÍSO.